Mika divirtió a Madrid con su español y sus canciones optimistas
Una larga cola en los alrededores de la Sala La Riviera de Madrid hacía preveer lo que minutos más tarde iba a suceder dentro del recinto. Cientos de personas hacían cola pacientemente para poder acceder al local pero el frío del ambiente no conseguía sacar de sus caras las expresiones de nerviosismo junto con felicidad porque la espera para ver a Mika estaba llegando a su fin.
El único pero que se encontraron algunos jóvenes y sus padres fue que por el desconocimiento a la hora de comprar las entradas o el despiste al tenerlas ya impresas, no se enteraron hasta el momento de entrar que los menores de 18 años no podían acceder. La ley de la comunidad de Madrid es clara y en recintos de salas de fiestas, discotecas, etc… los menores no pueden acceder al contrario que en pabellones deportivos y recintos no techados.
Y finalmente llegó la hora. Con puntualidad inglesa como no podía ser menos en Mika (aunque es de origen libanés), a las 21:00h hacía acto de presencia sobre el escenario ante el deleite de los allí presentes.Una decoración bastante minimalista donde únicamente un fondo retroiluminado con la temática del último disco The origin of love y unos globos repartidos por todo el escenario lucían para acompñar al cantante y su banda. Un par de pianos de pared, varios elementos de percusión y las pertinentes guitarras y bajos estaban listas para hacer sonar los temas que todos esperaban.
Y Mika comenzó fuerte, Relax, take it easy fue la canción que abrió el concierto ante los gritos y saltos de los que acudieron.
Tras ello el cantante en un español bastante bueno explicó que tras el concierto del día anterior en Lisboa, se había planteado suspender el concierto de Madrid debido a problemas en su voz, pero que sus ganas por celebrarlo y la fuerza de los allí congregados habían hecho que esa opción no llegase a concretarse y finalmente el espectáculo se celebrase.
Lola fue la siguiente canción que sonó y Mika empezó a sentirse cómodo o eso debemos entender tras ver como se subía a su piano y empezaba a saltar y bailar de un lado al otro del escenario. Comenzaba un concierto con muy buena pinta pues el público y el artista conectaban con cada gesto y cada mirada.
Un coro de seguidores del cantante aparecía en el escenario para ayudarle a cantar Billy Brown, seguidores que fueron elegidos a través de los concurso que se suelen hacer para premiar a sus fans con experiencias únicas en sus conciertos.
Rain, Big Girl y Underwater eran las siguientes. Entre ellas, Mika agradecía al público el calor y la fuerza que le estaban dando y se lamentaba de no estar al 100% en un perfecto castellano aunque en ocasiones tenía que recurrir al inglés y la intuición y al contexto de sus frases para hacerse entender.
Un gran Solo de piano daba la introducción a Stuck in the Middle para posteriormente continuar con Love You When I’m Drunk y la frase que quedó en la mente de todos los asistentes. Mika hizo la traducción del significado del estribillo adaptándola al castellano como «Sólo te quiero, sólo te quiero, sólo te quiero, yo te quiero con una copa de más».
La parte final del concierto se acercaba. Love today hacía que toda La Riviera saltase y cantasen inundados por la energía de Mika. Un largo final de canción con subida y bajadas en el volumen y la entonación hacían que el éxtasis que produce esa canción pareciera que no iba a acabar nunca.
Después sonó la canción que da título al nuevo disco The origin of love y Elle me dit, el single utilizado el Francia para el lanzamiento del mismo.
Una versión algo distinta a la que nuestros oídos conocen de Grace Kelly aparecía después y las voces se entonaban con el archiconocido «I could be brown, I could be blue, I could be violet sky…» para posteriormente al ritmo de Celebrate finalizar el espectáculo.
Bueno no, faltaba el bis y los dos tema que todos esperaban y aún no habían llegado.
Mika y su equipo volvieron al escenario para deleitarnos con Lollipop y finalmente un apoteósico al son de We are golden.
Tras ello, finalmente Mika dió por finalizado el concierto agradeciendo al público madrileño su energía y consiguiendo que a pesar de que las últimas canciones mostraran que la voz del cantante no estaba en su mejor momento, sin poder deleitarnos con su famoso timbre de voz en las notas más agudas, todos se fueran a su casa con la sensación de haber vivido un gran concierto y con una sonrisa en la cara por la felicidad que Mika desprende con sus canciones y, más aún, con sus conciertos.
Texto y fotos: Juan Carlos García
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